En el siglo XIX, el papel típico de las mujeres estadounidenses era la de una esposa y madre. Esto comenzó a cambiar en el siglo XX.
Nada más salir del hogar, las mujeres altas-y de clase media adoptaron una serie de nuevas carreras, llegando a ser enfermeras, maestros, trabajadores sociales, secretarias, e incluso los operadores de telefonía. Una pequeña minoría de mujeres que incluso entró en los campos dominados por los hombres, llegando a ser abogados, médicos y científicos.
De la clase trabajadora las mujeres también se encuentran nuevas oportunidades, la guerra les permitió obtener puestos de trabajo tradicionalmente ocupados por hombres. En 1918, estas mujeres trabajaban como obreros en las plantas de municiones, los conductores de autobuses e incluso los conductores de camiones.
Mientras que las mujeres nunca obtuvo la igualdad de remuneración con los hombres, el dinero que ganaba les dio más independencia que sus madres y abuelas habían tenido nunca. La independencia financiera permitió a las mujeres una mayor libertad en sus actividades sociales. Yendo de las chaperonas, "respetable" mujeres iban ahora en las fechas, acompañado sólo por el joven de su elección.
Los derechos políticos tardaron en surgir. Sin embargo, en 1918, algunos estados hicieron que las mujeres puedan votar y en el 1916, Montana había elegido a Jeannette Rankin, que se convirtió en la primera mujer miembro del Congreso. El Congreso aprobó la legislación que da a todas las mujeres el derecho al voto en 1919, sin embargo, la ley no entrará en vigor hasta 1920.
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