El 5 de octubre de 2005 también
en Science, se publica por primera vez en la historia la
reconstrucción de un virus totalmente extinto, el virus de la gripe
de 1918 (H1N1). El virus fue totalmente reconstruido in vitro a
partir de las secuencias obtenidas del análisis de muestras
históricas de tejidos realizadas por el grupo de Jeffrey
Taubenberger. Según el informe, después de varias décadas los
científicos lograron recrear el virus con ayuda de técnicas de
genética inversa, para 'volverlo a la vida' en un laboratorio
de bioseguridad de nivel 3, de los centros para el control
y prevención de enfermedades en Atlanta. Sus efectos
fueron estudiados en ratones, embriones de pollo y células
pulmonares humanas, empleando para ello diversas versiones fabricadas
con genes de otros virus gripales, y así efectuar comparaciones y
descubrir los elementos que lo hicieron tan mortífero. Al igual que
el original, el virus reconstituido mató en pocos días a los
ratones, y se comprobó que también mataba a los embriones de pollo,
del mismo modo que el virus aviario H5N1. En suma, el virus
de la gripe humana se mezcló con el de la gripe del pollo y se
transformó en una enorme pandemia cuando, tras la mezcla
de genes de ambos virus, una proteína de la cubierta exterior
(la hemaglutinina), de origen aviar, consiguió adaptarse al
organismo humano mediante cambios sutiles que la convirtieron en una
de las peores pesadillas de la humanidad.
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