miércoles, 23 de mayo de 2012

libro: la reacción social ante la gripe española parte 1


El 16 de mayo de 1918, el diario vespertino “La
Acción” reflejaba los índices de mortalidad en Madrid
durante el anterior mes de abril. Era meramente rutinario
porque no se encontraban datos llamativos sino usuales: en
total, 1260 muertes. Sin embargo, el hecho de que se
registrasen públicamente estos datos señalaba la importancia
creciente de la salud pública entre la población. En
particular, 254 de esas muertes (20 %) correspondían a
niños de menos de un año y 171 (13 %) a otros entre uno y
cuatro años. En resumen, la tercera parte de la mortalidad
afectaba a la población infantil.
Todo ello pese a que la morbilidad en ese sector de
la población había disminuido progresivamente desde
principios de siglo, entre otros motivos por el deseo de
modernidad científica presente en la conciencia española
tras el desastre colonial de finales del siglo XIX y la
conciencia de que el futuro patrio pasaba por cuidar a este
sector infantil, hasta entonces muy olvidado desde el punto
de vista educativo y sanitario.
Las muertes eran debidas a distintos procesos
infecciosos: 145 murieron de tuberculosis, enfermedad para
la que ya existía vacuna pero cuya inoculación no era
obligatoria ni generalizada. Después se contaban las
sempiternas infecciones por vía respiratoria (89 por
bronquitis aguda, 23 por neumonía y 124 de otras
enfermedades respiratorias, en total el 18 %), el sarampión,
la escarlatina, el coqueluche o tosferina, la difteria. En un
nivel bajo (9 muertes), junto con el tifus, aparecía la gripe.
Ésta última era endémica en la población española.
Solía atacar en otoño e invierno, como actualmente, y con
los mismos síntomas que hoy conocemos sobradamente:
“La irrupción del mal es muy rápida. El
individuo atacado siente estropeamiento general,
dolor de cabeza, algún escalofrío y una astenia
que le hace penoso dedicarse a sus ocupaciones
habituales. Inmediatamente hay una elevación
de temperatura que llega a 40 grados en algunos
casos, acompañado de … amodorramiento,
cefalalgia, delirio, etc. En otros casos la dolencia
se presenta con catarro nasal, lagrimeo, molestia
de luz, etc.” 

No hay comentarios:

Publicar un comentario