miércoles, 23 de mayo de 2012

libro: la reacción social ante la gripe española parte 8


A mediados de febrero el “Santa Fe Monitor”
informaba con nombres y apellidos de los afectados, en
algunos casos complicados con neumonía. También se
comentaba la llegada de jóvenes soldados hasta sus casas

provenientes del Campamento Funston al que volvían poco
después del permiso. En dicho lugar se encontraban concentrados 56.000
soldados que esperaban la orden para marchar a Europa al
objeto de participar en los combates contra Alemania. Es de
imaginar la acción de aquella gripe, en general benigna, en
una población hacinada de soldados. El caso es que desde
abril de aquel año fueron siendo embarcados hacia el puerto
francés de Brest donde terminó llegando, a lo largo de los
siguientes meses, millón y medio de soldados
norteamericanos. No fue entonces casualidad que los
primeros casos detectados en Europa de la nueva gripe se
situaran en la propia Brest, a partir de la cual se distribuyó
por toda Francia, afectando a los naturales del país, así como

a británicos y los propios norteamericanos que allí
combatían a lo largo del mes de abril. Pronto traspasaría la
línea de combate para alcanzar a las fuerzas alemanas.
En mayo la epidemia aparecía con fuerza inusitada
en España, Portugal, Italia, Grecia y norte de África,
llegando en junio a la India, a partir de la cual se distribuyó
por toda Asia alcanzando Australia en septiembre.
Evidentemente, los distintos focos fueron siguiendo las vías
de comunicación y transportes. Así por ejemplo, en la India
fue Bombay, destino de los cargueros ingleses, donde
apareció por primera vez.
Algo parecido habría de suceder en España, como
pronto llegaría a sospecharse. Desde Francia, a través de los
españoles que iban a trabajar a la vendimia y en todo tipo de
ocupaciones, dada la carencia de franceses en sus tierras
debido al reclutamiento, llegó la epidemia en los trenes que
repatriaban a los vendimiadores. Del mismo modo,
portugueses que acudían también al reclamo de la vendimia
atravesaron España para llevar la gripe a su país. En todos
los casos el ferrocarril y más excepcionalmente los barcos,
transportaron el virus a lo largo de todas sus paradas.
Nada se sabía de esto entonces. Andando el tiempo,
una comisión médica viajaría a París desde Madrid para
averiguar los tratamientos ensayados por médicos franceses.
Por entonces sería más conocido lo que estaba sucediendo
en el resto de Europa, pese a lo cual, persiste en todos los
casos una visión local del origen y forma de enfrentarse a la
pandemia en territorio español.


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