miércoles, 23 de mayo de 2012

libro: la reacción social ante la gripe española parte 23


Hubo tres oleadas de la mal llamada gripe española.
La primera, bastante benigna en sus consecuencias, ya ha
sido descrita. La segunda, que se iniciaría en septiembre de
aquel año de 1918 extendiéndose hasta diciembre, llevaría el
luto y la desgracia a miles de hogares españoles,
particularmente en los pueblos, contándose los muertos por
millares finalmente.
Hoy se saben algunas cosas que permiten
comprender el curso de la epidemia en esa segunda oleada,
aún ignorándose algunas circunstancias que parecen no
poder esclarecerse nunca. Los bacteriólogos asistirían
desconcertados y enredados en discusiones ante el avance
imparable de la epidemia con su reguero de fallecidos. Los
análisis revelaban una nutrida fauna de bacilos variados:
meningococos, estafilococos, bacilos de Pfeiffer, etc., sin
que pudiera aclararse cuál era el agente activo de la gripe,
cuál su causante, por qué alguno de ellos, según parecía,
aumentaba de forma tan notable su virulencia.
Todavía hoy se ignoran algunas cuestiones
fundamentales de esta segunda oleada. Los estudios
posteriores sobre cadáveres bien conservados han permitido
deducir que el virus era de origen aviar y sometido a una
variación en sus antígenos de superficie hasta originar el
denominado H1N1. Pero ¿por qué surgió ese cambio? ¿por
qué aquella gripe se desarrolló excepcionalmente en tres
oleadas consecutivas? ¿cuál fue el motivo inexplicado de

que afectase sobre todo a jóvenes de entre 20 y 40 años?
Nada de esto ha podido encontrar a día de hoy una respuesta
adecuada. La falta de medios por entonces hizo que el
agente causal, el nuevo virus, permaneciese oculto al
examen de los bacteriólogos.
Cuando comenzaba el mes de septiembre, en España
se celebraban las últimas fiestas religiosas en los pueblos:
grandes aglomeraciones donde se reunían personas tanto de
la localidad que celebraba la fiesta como de todos los
alrededores. Los historiadores coinciden en apreciar que
estas grandes reuniones consiguieron esparcir rápida y
extensamente el nuevo brote epidémico.

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