miércoles, 23 de mayo de 2012
libro: la reacción social ante la gripe española parte 17
A la falta de una auténtica reforma agraria se unía
una creciente crisis de subsistencias dada la falta en todos
los ámbitos de harina para hacer pan, de aceite, leche y
cualquier producto básico cuya exportación era más rentable
que su entrega en el mercado interior español.
La consecuencia en el orden político fue, durante
todo el año, una creciente inestabilidad. Ya no se alternaban
simplemente los dos partidos hasta entonces fieles a la
monarquía de Alfonso XIII. Cánovas y Sagasta habían
pasado a la historia y sus sucesores se veían incapaces de
sostener mucho tiempo un gobierno estable, enfrentados a
los conflictos existentes. Menudearon ese año las crisis de
gobierno, las tensiones regionalistas con Cataluña a la
cabeza, una inestabilidad continua que habría de resolverse
varios años después, por un corto período de tiempo, con la
dictadura de Primo de Rivera.
En ese ambiente lleno de tensiones, necesidades,
negociaciones entre la clase política, con la presencia de
Eduardo Dato, el conde de Romanones y tantos otros
intentando mantener la estructura que había sido útil durante
varias décadas, la gripe pasó a ser un asunto resuelto y casi
olvidado.
El interés se mantenía entre los médicos,
ciertamente, aunque al mismo nivel que nuevas epidemias
de tifus exantemático, difteria, viruela, y tantos otros
procesos infecciosos viejos o nuevos que asaltaban
constantemente a la población civil. La revista “La Sanidad
Militar” dedicaba a mediados de agosto un artículo
elaborado por un médico del Instituto de Higiene Militar,
para hacer un balance de la gripe vivida en los meses
anteriores en España. Tras un examen de numerosos
afectados de distintos centros (cuarteles, hospitales,
residencias particulares) concluye:
“En todos se presentaba lo mismo esta infección,
invasión generalmente brusca, evolución breve y
terminación favorable, porque en el Ejército ha
sido por fortuna muy escaso el número de
fallecimientos ocurridos.
Como características especiales hemos de
señalar su gran contagiosidad, pues hubo Centro
donde en brevísimo plazo fue atacado más de la
mitad del efectivo de las fuerzas; el predominio
de síntomas del aparato respiratorio con sus
distintas complicaciones y la astenia
consecutiva”
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