miércoles, 23 de mayo de 2012
libro: la reacción social ante la gripe española parte 6
Mientras tanto, el rey enfermaba, parte del gobierno
caía en cama, se ordenaba practicar todo tipo de
desinfecciones, incluyendo el mismo Congreso de los
Diputados. Otros, sin embargo, hacían su agosto y elevaban
los precios de productos muy demandados: los limones y la
aspirina. Así, bajo el título de “Cómo se roba”, “El Globo”
denunciaba que los limones, antes a un precio de 5
céntimos, habían llegado a costar entre 25 y 30 céntimos. De
igual modo, la aspirina, cuyo tubo costaba entre 2 y 3
pesetas, llegaba a venderse en las boticas ¡a dos duros! Hay
que tener en cuenta que, junto a las noticias de la Gran
Guerra, los periódicos informaban habitualmente de la
llamada “crisis de subsistencias”. Consistía en la carencia o
elevación desmesurada de los precios de productos básicos
como la harina, la leche y similares. Ello estuvo motivado
por el hecho de que, siendo España un país neutral en la
contienda militar europea, sus productos eran muy
demandados en el extranjero, pudiéndose obtener pingües
ganancias que no se compensaban en el mercado interior.
Una nueva especulación estaba, pues, presente en todo tipo
de productos que se consideraban necesarios para la mejoría
del enfermo de gripe.
Esto motivó que el gobernador civil de Madrid
sacara un enérgico bando el 30 de mayo para denunciar las
escandalosas subidas de precios, estimar que muchas de las
familias madrileñas resultaban afectadas, sobre todo las
menesterosas, disponiendo que todos los almaceneros y
boticarios debían dar cuenta inmediata de sus existencias de
salpirina, sales de quinina, salicilato de sosa, piramidón,
aspirina, etc., al objeto de fijar su precio dejándolos en los
que tenían estos productos el primero de mayo de aquel año.
La acción se extendería a las lecherías denunciadas por
aguar la leche hasta en la cuarta parte de su volumen. Hay
que tener en cuenta que la demanda de este producto era
mucha en esas circunstancias y la crisis de subsistencias
motivaba la entrada a Madrid de una cantidad más corta de
la que se deseaba vender, de ahí el fraude.
La epidemia en Madrid tuvo una importante
repercusión en todos los medios periodísticos de la época
pero, a lo largo de mayo, empezaron a llegar noticias de que
otras provincias estaban siendo masivamente afectadas,
aunque con el mismo carácter benigno que presentaba en la
capital.
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