viernes, 27 de abril de 2012



La epidemia de la gripe la causaron las vacunas


La vacunas contra la fiebre de la tifus causaba una forma peor de enfermedad que lo que ellos llamaban “para-tifoide”
Más tarde intentaron mejorar los síntomas de aquellas enfermedades con vacunas aun más fuertes que causaban una enfermedad aun más seria que mató y dejó paralíticos a una proporción enorme de hombres. La combinación de todas las vacunas venenosas, fermentando juntas en el cuerpo, causaba reacciones tan violentas que los cuerpos no podían soportarlas.
En el campo de batalla se produjo el desastre. Algunos hospitales militares se llenaron con nada más que hombres paralizados, y fueron descritas esas bajas como “bajas de guerra”, incluso después de que se produjeran en suelo americano.
Hablé con algunos de aquellos supervivientes de la barbarie de las vacunas cuando volvieron a casa después de la Guerra y hablaron de los horrores, no de las Guerra en sí misma, sino de la enfermedad en el frente.
Los doctores no quisieron que esta enfermedad masiva provocada por las vacunas reflejara la realidad de su intervención, así que la llamaron “Gripe Española”. España era un lugar lejano y algunos de los soldados habían estado allí, así que la idea de llamarlo “española” parecía una buena forma de cargar la culpa sobre otros. Los españoles no nos perdonaron que le diéramos a la enfermedad un nombre que les señalaba a ellos, porque sabían muy bien que la gripe no se había originado en su país. (Nota Trinity: los cerdos y las aves tampoco les perdonarán por llamar la gripe “aviar” y “porcina”) .
20 millones de personas (Trinity: las estadísticas no se ponen de acuerdo y parece que murieron muchos más) murieron de esa epidemia de una gripe en todo el mundo que parecía ser casi universal, o llegaba a tantos sitios como las vacunas. Grecia y pocos otros lugares que no aceptaron las vacunas, fue de los únicos países adonde la Gripe española no llegó. ¿No es eso la prueba de algo? (trinity: He intentado encontrar datos sobre ello sin éxito, si alguien puede aportarlos, serán muy bienvenidos).
En casa (en los Estados Unidos), la situación era la misma. Los únicos que escaparon a la gripe española fueron aquellos que se negaron a vacunarse. Mi familia y yo estuvimos entre aquellos que persistieron en negarse a pesar de la presión de la propaganda, y ninguno de nosotros contrajo jamás la gripe española, ni siquiera llegamos a tener ningún síntoma, a pesar de que todo el mundo alrededor, estaba enfermo, y tuvimos un crudo invierno aquel año.
Todo el mundo parecía estar enfermo. La ciudad entera estaba enferma y muriéndose. Los hospitales estaban cerrados porque los doctores y enfermeras estaban de baja por la gripe. Todo estaba cerrado, las escuelas, los negocios, las oficinas de correos, todo. No había nadie en las calles, era una ciudad fantasma, no había doctores que cuidaran de los enfermos, así que mis padres iban de casa en casa haciendo lo que podían para ayudar a los enfermos de todas las maneras que podían (Trinity: ahora podemos comprender mejor lo sucedido en Méjico como ensayo general, de ese modo, podrán decir que lo que la alarma y enfermedad ya existía mucho antes que la vacuna).
Mis padres pasaban el día entero y parte de la noche, durante semanas, en salas con enfermos y venían a casa sólo para comer y dormir. Si los gérmenes o virus, bacterias o cualquier otro organismo, hubieran sido la causa de la enfermedad, hubieran tenido un montón de oportunidades de contagiar a mis padres y enfermarles con la enfermedad que había postrado al mundo.
Pero no eran los gérmenes la causa de aquello, ni ninguna otra enfermedad, así que no la “cogieron”. He conocido a poca gente que escapara de la enfermedad, desde entonces, así que siempre les pregunto si recibieron las vacunas y en todos los casos, me dicen que nunca creyeron en las vacunas y que nunca se las administraron. El sentido común nos dice que todas esas vacunas tóxicas mezcladas y puestas juntas en la gente, no solo no podían ayudar, sino que causaban un extremo envenenamiento del cuerpo, en una forma u otra., lo que era la causa de la enfermedad.
Cuando una persona tose o estornuda, mucha gente se vuelve, pensando que los gérmenes se están extendiendo alrededor y atacarán a otras personas. No hay necesidad de temer a esos gérmenes porque esa no es la forma en que se desarrollan los catarros o enfermedades. Los gérmenes no pueden vivir solos fuera de las células (residentes) y no pueden hacer ningún daño incluso si quisieran. No tienen dientes para morder a nadie, no tienen veneno como las serpientes, los mosquitos o las abejas, no se multiplican, excepto en sustancias en descomposición (Trinity; lo que da la razón a los “terrenistas”), de manera que no están capacitados para hacer daño alguno. Como he dicho antes, su propósito es útil, no destructivo.
La gripe de 1918 fue la enfermedad más devastadora que nunca hemos tenido y nos llegó por culpa de todos los inventos médicos, porque todas las sustancias añadidas químicas, todas ellas venenosas, sólo intensificaron la enfermedad de los que ya estaban muy envenenados de manera que los tratamientos posteriores realmente mataron a más gente que las propias vacunas.

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