Hace 90 años, en otoño de 1918,
España sufrió la peor epidemia de gripe de la historia, también
conocida como gripe “española”. La pandemia fue debida a un
virus gripal tipo A (H1N1), probablemente de origen aviar, y se
extendió por todo el mundo en pocos meses. Se cree que ha sido la
pandemia más letal de la humanidad, con un elevado número de casos
y una mortalidad difícil de estimar que superó los 50-70 millones
de personas.
Un equipo de investigadores del
Hospital Clínic de Barcelona y de la Universitat de Barcelona,
dirigido por el epidemiólogo Dr. Antoni Trilla, director de la
Unidad de Evaluación, Apoyo y Prevención del Clínic (UASP),
publicó recientemente en la revista Clinical Infectious Diseases
(47:668-73) un análisis histórico de las consecuencias que la
epidemia de gripe tuvo para nuestro país. Según los autores, los
resultados pueden tener relevancia en caso de enfrentarnos a una
nueva pandemia infecciosa, como podría ocurrir con la gripe aviar
(H5N1).
Las estimaciones oficiales situaron la
mortalidad debida a la gripe en España (1918-1919) en unas 169.000
personas. Sin embargo, empleando una serie de índices habituales
para calcular la mortalidad directa e indirectamente relacionada con
la gripe, los autores de este estudio indican que la mortalidad pudo
alcanzar la cifra de 260.000 personas, lo que supone prácticamente
el 1,5% de la población total de España en 1918-1919. Dicha
mortalidad se concentró (75% de casos) en el periodo
septiembre-noviembre de 1918. La elevada mortalidad supuso que la
población de España tuviese un crecimiento neto negativo en 1918,
hecho solo repetido en el año 1936.
La epidemia fue noticia en España, un
país neutral en la guerra y que no censuró la publicación de los
informes sobre la enfermedad y sus consecuencias. Debido a la censura
de prensa existente como consecuencia de las operaciones militares en
curso en la I Guerra Mundial, es probable que esta fuese la razón
para atribuir, sin fundamento epidemiológico sólido, un origen
“español” a la epidemia. Es posible que la epidemia se
introdujese en España a partir del tráfico de trabajadores
españoles y portugueses que se desplazaban masivamente hacia a los
campos franceses cercanos a los campamentos militares.
En este artículo se comentan algunos
aspectos de interés para comprender la reacción de los españoles y
de las autoridades sanitarias de la época, que pueden tener
relevancia en caso de enfrentarnos a una nueva pandemia. Así, por
ejemplo, las autoridades tardaron más de 5 meses en declarar
formalmente la epidemia y los servicios de salud se vieron
desbordados por el elevado número de casos: faltaron médicos y hubo
movilización voluntaria de los estudiantes de medicina de la época.
Ni el curso escolar ni el universitario
se iniciaron con normalidad; se suspendieron algunas actividades
públicas pero otras no, sin criterio, lo que favoreció en algunos
casos la diseminación de la epidemia, como sucedió en Zamora y
otras ciudades al celebrarse actos religiosos masivos para invocar la
misericordia divina.
En Barcelona, por ejemplo, se tuvo que
solicitar la ayuda del ejército para transportar y enterrar a los
muertos en octubre de 1918. Los periódicos de la época, como es el
caso de La Vanguardia, dedicaban sus primeras páginas a las
esquelas, y tenían una sección fija denominada “La epidemia
reinante”.
Aunque el virus A(H1N1) responsable de
la epidemia, reconstruido recientemente a partir de muestras de
cadáveres de nativos Inuit fallecidos en Alaska, no se originó en
España, el nombre de “Gripe Española” (Spanish flu) ha quedado
inscrito en la historia de las epidemias como la peor y más
devastadora del siglo XX.
Con el objetivo de ofrecer una
perspectiva histórica a los estudiantes de medicina de la
Universitat de Barcelona, y proporcionar herramientas para aprender y
evitar en lo posible los errores cometidos en epidemias anteriores,
el Dr. Antoni Trilla es coordinador de un curso denominado Epidemias:
Pasado, Presente y Futuro. En el programa se repasan las mayores
epidemias, su contexto y las medidas de prevención que se adoptaron.
Durante el curso, impartido durante el pasado mes de octubre, también
se analizaron las principales enfermedades transmisibles que suponen
un riesgo presente o futuro para la salud mundial.
No hay comentarios:
Publicar un comentario