El
26 de febrero de 2001 en PNAS se reconstruyó por
primera vez un virus de gripe con la secuencia del segmento NS del
virus de 1918 y con la secuencia de un virus adaptado en ratones. Los
investigadores reconstruyeron ese virus quimera y
evaluaron su virulencia.
Los
investigadores que realizaron este trabajo comprendieron que la clave
para entender el potencial de virulencia de una cepa de virus de
gripe pasaba por estudiar su patrón molecular y las características
fenotípicas asociadas a su secuencia genética, en otras palabras,
la clave para entender la virulencia de una cepa de gripe requiere
manipular la secuencia genética del virus y estudiar su
comportamiento. La técnica biomolecular que permite realizar tales
estudios recibe el nombre de Genética Reversa. La genética reversa
se basa en la posibilidad de «rescatar» un virus de novo a
partir de la expresión de su material genético. La expresión
coordinada del genoma de un virus en una célula usando vectores de
expresión permite que se produzcan todos los factores necesarios
para la creación del virus.
Un
equipo multidisciplinario, capitaneado por el burgalés Adolfo
García-Sastre, uno de los padres de la genética reversa del virus
de la gripe, se propuso en el 2003 la titánica tarea de encontrar
las causas que propiciaron la pandemia de virus de la gripe de 1918.
Los investigadores que participan en este proyecto pretenden
encontrar esas causas analizando las características moleculares
distintivas de este virus pandémico. El equipo engloba junto con el
grupo de Adolfo García-Sastre a los grupos de Peter Palese, Ian
Wilson, Christopher Basler, Michael Katze y Jeffrey Taubenberger.
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