miércoles, 23 de mayo de 2012

libro: la reacción social ante la gripe española parte 54


Se hacían pruebas y más pruebas. Algunos, como un
tal doctor Moro, comunicaba desde Palencia haber
encontrado un suero para la bronconeumonía que operaba
importantes mejoras en los enfermos. Cuando el Colegio de
médicos provincial le pidió la fórmula de su solución, éste
se negó a darla originándose un cruce de reproches y

descalificaciones entre el médico y el Colegio. El doctor
Moro, finalmente, dijo que llevaría su fórmula a Madrid
para presentarla ante la Academia de Medicina al objeto de
obtener la patente.
Sin embargo, una de las polémicas más relevantes
fue la protagonizada en Madrid por el doctor Maestre, figura
muy destacada de la medicina de entonces. Sostenía ante sus
colegas e incluso en el Senado, del que era miembro, que la
aplicación del suero antidiftérico podía ser una solución para
la gripe. La Academia de Medicina se dividió (este doctor
tenía muchos partidarios dentro de ella), llegándose a una
resolución en la que se afirmaba que no era un remedio
específico para la gripe pero que aportaba mejoría al
enfermo. Vamos, que daño no hacía y si el griposo pillaba la
difteria, sería un beneficio añadido.
Mientras tanto, la epidemia continuaba activa, si bien
declinaba en algunos lugares, no sin dejar un reguero de
tumbas en los cementerios de las pequeñas localidades
peninsulares, algunas de las cuales hubieron de habilitar
nuevos lugares de enterramiento cuando empezaba
noviembre

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