La grave pandemia de gripe que asoló
medio mundo entre marzo de 1918 y febrero de 1919, dejando tras de sí
entre 150.000 y 250.000 cadáveres solo en España (entre 50 y 100
millones en todo el mundo), pasó a la historia con el nombre infame
e inmerecido de gripe española.
Hoy sabemos con certeza, sin embargo,
que el virus de la gripe A (H1N1) causante de esta pandemia gripal no
tuvo su origen en nuestro país. Está bien documentado que los
primeros casos se dieron en un campamento militar de Funston (Kansas,
Estados Unidos) el 4 de marzo de 1918. En los seis meses siguientes
el ejército estadounidense envió a combatir en Francia a más de un
millón de soldados, que llevaron consigo el mortífero virus. De
hecho, el general alemán Erich Ludendorff llegó a afirmar que la
derrota alemana en la I Guerra Mundial (el armisticio se firmó el 11
de noviembre de 1918) se debió fundamentalmente a la mortífera
gripe de aquel año.
Hoy sabemos también que las altas
jerarquías políticas y militares de los países enfrentados en la
Gran Guerra se esforzaron por mantener oculta la existencia del
virus. Declarar abiertamente la presencia de la gripe en los campos
de batalla podía ser motivo de deserciones masivas o actos de
rebeldía, siempre indeseables, pero más que nunca en esa fase final
de la guerra. La censura de prensa se encargó de impedir, pues, que
los primeros casos de gripe en América y Europa trascendieran a la
prensa estadounidense, británica, francesa, portuguesa, italiana,
austrohúngara, rusa, otomana, griega o alemana. En 1918 España era
uno de los pocos países europeos neutrales y, por lo tanto, sin
censura militar en este sentido.
Así las cosas, cuando a finales de
mayo de 1918 las autoridades sanitarias españolas declararon que en
Madrid se habían producido algunos casos de gripe y los periódicos
airearon la noticia, las principales potencias mundiales no dudaron
en señalar que la epidemia de gripe era de origen español. Así lo
hizo en Inglaterra nada menos que la Royal Academy of Medicine, y
desde entonces Spanish influenza, Spanish flu o Spanish Ladyfueron
nombres asociados en todo el mundo a la pandemia gripal de 1918. En
aquel entonces podía tener su explicación, pero se entiende mal que
todavía hoy, casi cien años después, siga habiendo médicos que la
llamen Spanish flu.
Claro que si mal está que sigan
llamándola así en inglés, no digamos ya lo que se siente al leer
en español eso de “la gripe española”.
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